Han pasado ya más de 10 años desde que tengo una enfermedad crónica (o varias, quizá) y ¡qué montaña rusa ha sido! Literal ha sido el viaje de mi vida.
Dolor y placer, todo en uno. Diario me siento como si estuviera trepada en un vagón viejito, alucinante, espantoso y de muchos colores (es que si fuera blanco y negro, esto ya sería muy dramático), en una pista de montaña rusa, subiendo y bajando, y atravesando curvas con sus interminable giros y subidas y bajadas. Gritando en la parte superior de mis pulmones, el estómago hecho un nudo, sintiéndome extremadamente mareada y con náuseas ... ¡Ayuda! ¡Alguien por favor haga que pare! ... Pero aquí estoy toooooooodos los días. ¿Alguien más como yo?
Jamás me hubiera imaginado que a mis 27 años, es vez de estar gozando de mi juventud, tendría días llenos de desilusión, días de desánimo, de mucho dolor en todo el cuerpo, momentos de angustia llenos de frustración, ansiedad, tristeza, y muchas lágrimas ... Yo creo que ya sabes por dónde voy.
Es realmente muy cansado estar todo el tiempo en un subir y bajar de ánimos, de dolor, de experiencias diarias. Claro, entiendo que la vida misma es así, pero ahora súmenle dolor crónico.
Se puede decir que mi vida ha sido bastante difícil, por decir lo menos. Muchas veces con momentos definitivos de querer rendirse. Es difícil tener que lidiar TODOS LOS DÍAS con diferentes síntomas que deciden atacar en equipo. También, hay una batalla externa, la de los familiares y personas cercanas. ¡Pobrecitos! Día con día nos tienen que aguantar y acostumbrarse a la nueva "normalidad" donde todo el tiempo nos vamos a estar quejando por algo. Asimismo, no podían faltar los doctores que también juegan un papel importante: los que creen en tu enfermedad, los que ya están hartos de que por cualquier síntoma les mandes mensajes, los que se rompen el cerebro con tal de encontrarle una explicación a tanto malestar, etc.
Todos estos son algunos de los elementos que conforman esta montaña rusa de la enfermedad crónica. Es una montaña rusa en la que uno, definitivamente no va solo. Son muchos los que se ven "afectados" por nuestra condición.
Y, sin embargo, aquí estamos, más de 10 años después de haber amanecido un día sintiéndome mal, sin saber, que desde ese entonces esa sería ahora mi vida: diario un dolor nuevo. Diario sintiéndome mal. Hoy por lo menos, tengo más fuerza y esperanza de cada vez estar más cerca de encontrar una razón que pueda explicar el por qué de tanto malestar (sólo pido que no me digan que soy un alien y que mi cuerpo no se acostumbra a la gravedad de este planeta).
Estar enferma me ha dado más lecciones de las que yo quisiera, pero de las que estoy muy feliz de aceptar: me ha enseñado a ser valiente, pues eso de que cada dos meses me metan agujas al cuerpo y me exponga a radiación, no es muy fácil que digamos. Asimismo, me ha enseñado a crecer desde esta nueva perspectiva de enfermedad y me ha dado ganas de incluso querer ayudar a más personas que estén viviendo lo mismo que yo. Realmente puedo decir que la enfermedad me ha hecho madurar más rápido que los demás de mi misma generación. Sin duda veo la vida desde otra perspectiva y no la veo como cualquier otra veinteañera preocupada por cumplir 30.
Claro, muchas veces también hay momentos amargos y feos, pero aún de eso, se aprende. Es tal cual como yo lo visualizo: una montaña rusa que nunca para. ¿Pero mi recomendación? Ya estás arriba. Ya mejor disfrútalo como si estuvieras en un juego de Disney World. Ni modo que nos rindamos al grado de por siempre, todos los días, olvidarnos de disfrutar de lo que tenemos. Eso no sería vida, opino.
Cuando sientas que ya te quieres bajar de esta montaña rusa de dolor y de síntomas que te atacan a diario, intenta recordar lo siguiente:
No, no te puedes bajar. Ésto es lo que toca vivir y más vale aprender.
Siempre puedes mejorar tus días: escuchando música, leyendo un libro, viendo memes, hablando por teléfono con tu mejor amig@ o tu pareja. No sé. Lo que sea que te haga salir del tren del mame de "me rindo y sufro como Precious".
¡NO TE QUEDES EN CAMA TODO EL DIA! Lo sé, parezco disco rayado repitiendo en todas mis entradas el mismo consejo, pero de verdad, confía en mí. La cama puede ser nuestra más grande enemiga porque es la que puede generar que nos sintamos peor y peor cada vez. Así que levántate.
Regálate algo a ti mism@. No tiene que ser algo de gran valor, pero de verdad si estás a punto de rendirte y de entrar en una depresión, regálate algo lindo: haz un beauty day y hazte manicure o ponte una mascarilla. Haz maratón en Netflix de alguna serie buenísima (te mega recomiendo Dark). Métete a Amazon y descubre alguna oferta padre y cómprate algo que te pueda gustar. Prepárate la comida que más te guste o pídela por Uber Eats. ¡No sé! Cualquier cosa que te pueda hacer feliz, regálatela. De verdad no se trata de que estés todo el día sufriendo.
Toma el medicamento que más te pueda ayudar a sentirte mejor. Yo sé que muchas veces estamos en algún tratamiento específico, o que estamos en un periodo de "ya no quiero más medicinas, me van a hacer más daño". Pero si un día de verdad ya no aguantas el dolor/malestar, toma algo que sepas que te ha funcionado en otras ocasiones. Tampoco se trata de aguantar el dolor a morir. Entonces, habla con tu doctor ya ver qué te puede recetar.
Encuentra algo que te de paz: meditar, dibujar, escribir, leer, bailar, cocinar, etc. Muchas cosas pueden darte la paz que necesitas y te pueden ayudar a regresar a tu centro. De verdad la única fórmula para hacerlo es LA INTENCIÓN. Si de verdad NO te quieres seguir sintiendo mal, vas a hacer todo lo posible por sentirte mejor. A veces cuesta un poco dar ese primer paso para levantarte de la cama, o para agarrar el libro que quieres leer. Pero créeme que se puede. Lo he comprobado mil y una veces.
¡Escríbeme! Puedes escribirme aquí mismo, o dejarme mensaje privado o escribirme a cualquiera de mis redes sociales. Yo entiendo por lo que estás pasando y a veces sólo se necesita de alguien que haya pasado por lo mismo que tú y te comprenda. Yo te voy a leer, te voy a comprender y te voy a contestar lo que sea que tú requieras.
Yo sé que estos consejos suenan a coaching motivacional y que ya hasta suenan a mega cliché. Pero son pequeñas cositas que de verdad pueden hacer grandes cambios para el malestar general, físico y mental. De verdad esta montaña rusa de la enfermedad no está sólo hecha para que todo el tiempo estés cayendo y haciendo giros; como cualquier otra montaña rusa, también tiene enormes subidas y tiene momentos de mucha diversión y/o de mucha tranquilidad. Y cuando creas que todo esto DEPENDE DE TI, habrás encontrado la fórmula para llevar tu enfermedad a la plenitud.
Créeme, soy la primera en saber que las enfermedades crónicas no se quitar, pero mi propia montaña rusa me ha enseñado que mi vida no se trata de todo el tiempo sentirme mal y sufrir como en telenovela mexicana. No. Nada de eso. Todo lo que sube, baja y viceversa.
Así que cuéntenme, ¿cómo está ahorita su montaña rusa?
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